Post Desnudito 4: Hola Madrid, Un Desvirgamiento Y Mi Salida Definitiva Del Armario (Mis Padres)

Demasiadas cosas para un sólo post. Hoy vengo denso. Pero tengo que soltarlo ya, como sea.

Este fin de semana me ha cambiado definitivamente la vida. ¡Qué exagerado!, direis alguno. Pues ya vereis.

El viernes pasado ya os comenté que estuve en un concierto de Alaska en Aranda de Duero. Fui con mis amigas las bolleras (os debo un Yo Soy Bollerista para ya) y con otros colegas y pegados. Llevaba dándole vueltas a la cabeza a una cosa un montón de días y, por fin, se lo comenté a Cata, haciéndolo de alguna forma real y oficial (al hablar ciertas cosas que pensamos las damos forma definitiva). Lo que le conté es lo siguiente: me voy a vivir a Madrid. Sí, otra boca que alimentar, otro marica que decide sumergirse de lleno en la vida loca de la ciudad más libre de España. Dejo Bilbao, dejo Burgos, lo dejo todo. Dejo un trabajo indefinido de siete años, dejo un sueldo de la hostia, dejo una situación profesional envidiable. Dejo la mierda. Dejo jornadas de ocho a ocho (como poco), dejos fines de semana pendiente del teléfono, dejo los plazos de entrega de obras y dejo diez años de trabajo continuado sin casi vacaciones. Dejo el éxito profesional. Busco la vida. Busco la libertad. Busco un trabajo de mierda con el que sobreviva pero me deje vivir. Busco alguien que me quiera.

Por suerte tengo un montón de pasta en el puto banco, todo el dinero que he ganado estos años y no he disfrutado. Así es más fácil, claro.

Ahora invertiré en mi.

El sábado por la tarde me acerqué por Madrid. A zorrear un poco. La próxima semana he quedado allí con el pabo que os comenté que me llevó del Strong a su casa a dormir. Esta semana él se iba para su Navarra natal aprovechando el puente en Madrid. Hemos seguido hablando y hemos decidido vernos de nuevo. A ver qué tal.

Mi relación con el tío del Gaydar con el que os conté que me acosté hace ya dos semanas se ha enfriado un poco. Nos decimos, via msn, que nos veremos pronto y todo eso, pero pinta que ninguno de los dos va a hacer nada por ello. Bueno, una experiencia más.

Pero esta semana me toco solito. Estuve lo primero en mi ya obligatorio Rimmel (me encanta su ambiente, su buen rollo, la gente que va, la música popera que ponen con sus videoclips, su falta de sordidez). Se me acercó uno de los tíos mayores habituales que suelen pulular por ahí. Le di algo de conversación, pero nada más. Un tío majo. Volveré a verle porque por ahí siempre van los mismos. Luego me acerqué al Strong (otra vez, este sitio se merece un Pilot Gaydes exclusivo) y lo de siempre, me comí tres pollas y me la comieron otras tantas veces. Me corrí con el segundo. Y estuve también con uno que me llevó a una de las cabinas para que me lo follara. Pero yo ahora no estoy para follarme a nadie. Estoy raro. Estoy mimoso. Rápido se dió cuenta, nos reimos, nos dimos dos besos y nos separamos. Más tarde, a eso de las cinco de la madrugada nos volvimos a encontrar en la calle enfrente de la puerta del Strong, nos sentamos en un portal y me empezó a rajar su vida. Tenía treinta y cinco, lleva desde los veinticuatro siendo exclusivamente pasivo. Le gustan los dildos grandes y un fisting bien hecho. Me contó cosas incríbles. Me contó también sus métodos para estar preparado el día que sabe que se lo van a trajinar. Ese día come poco (o casi nada, fruta si acaso), se limpia bien por dentro (no diré cómo pero tomé buena nota) y al tajo.

Puse en práctica todo lo que me enseñó al día siguiente. Había quedado con otro tío del Gaydar en su pueblo. Eran fiestas. Nada más llegar a su casa nos provocó follar. Y pasó lo que yo estaba esperando que pasara y todavía no me había ocurrido. Me folló. Bien folladito. Y me gustó. Mucho. Sin lubricante. No hizo falta. Era mi primera vez. Y no será la última. Hasta ahora me ha tocado ser activo, por mi altura y mi aspecto de tío masculino. Pero esto me mola también. No sé a que carta quedarme todavía. Me empezó a decir que estaba buenísimo, que qué guapo, que qué polla más grande (lo de la polla es cierto, pero lo otro ni de coña). No sé, me agobió un poco. De hecho, la idea era quedarme a dormir pero le dije que me tenía que ir, que estaba muy cansado después de todo el fin de semana fuera de casa. Pero hemos quedado en vernos. Y nos veremos. Seguro.

Hoy he estado, ya tranquilo, en casa de mis padres por la tarde. Estábamos sentados los tres en jardín tranquilamente y el buen rollo de la conversación me puso en bandeja contarles lo que ya saben de siempre. Que soy gay. Es la primera vez que lo hemos hablado. Pues ya está hecho. Ya no me queda nadie a quién decirselo. Mi proceso de salida del armario ha concluido.

Se lo han tomado muy bien, especialmente mi padre (tiene setenta años y me ha dado la lección de mi vida con sus palabras y su aliento. Me ha dicho que lo tenía que haber hecho hace años. Lo flipo). Mi madre, como madre superprotectora y superpreocupada por todo me ha dicho que no me meta en líos, que a ver con quien voy, que sea discreto. Cosas de madre, no se lo tengo en cuenta. Nos hemos abrazado y me ha dado dos besos de los buenos. De los que dan las mamás. También les he contado que me voy para Madrid. Se lo he razonado tan claro y tan sin fisuras que no me han podido decir nada. Sólo que tenga suerte.

Hoy empieza el resto de mi vida.

La vida que siempre he querido tener.

La única vida que merece la pena.