Los Viajes Espacio-Temporales De ZOWI STARDUST / Capítulo 2: Michelangelo Buonaroti, Miguelito En Los Bares De Ambiente

Llevaba tiempo queriendo saber algo que siempre me ha intrigado. Y las visitas por aquí de dos blogueros estos días me lo ha recordado. Por una parte Roberto Tenique, haciendo alarde como siempre de su sabiduría y buen humor, sacaba a relucir en un comentario del post anterior ni más ni menos que a Savonarola, el azote de los Medicis en la Florencia del explendoroso Cinquecento. Y por otro lado, una cabeza del David de Miguel Ángel, que se hace llamar Ángel, se ha estado asomando a este blog dejando comentarios por doquier, unos comentarios llenos de ironia y...cómo lo diría, muchas ganas de follar.

Pues nada, que me he puesto mi traje de Zowi Stardust, he cogido mi nave espacio-temporal y me he ido a la Italia del Renacimiento a conocer eso que siempre quise saber sobre el mayor artista de todos los tiempos. Después de Paris Hilton, claro.

Michelangelo Buonaroti nació en pueblecito de la Toscana en el año 1.475. Su madre murió cuando él tenía seis añitos. Eso tiene que marcar fijo y sí, me estoy refiriendo a lo que estais pensando. El padre del niño le dejó a cargo de una familia de picapedreros de Florencia. Así que el pequeño estuvo rodeado de piedras y cinceles desde enano. Porque Miguel Ángel sería con el tiempo y por encima de todo, un escultor. Qué sí, qué sí, que pintó la Capilla Sixtina. No seais cansinos, que ya lo sé. Siempre con la dichosa capillita. Pero Miguel Ángel era un escultor.

A los doce años entra a estudiar en el taller de los prestigiosos hermanos Ghirlandiano (suena a artistas de circo, pero bueno) y es en esta época cuando empieza a frecuentar el jardín de San Marcos de los Medicis. Y claro, como el chaval lamaba tanto la atención, el mismísimo Lorenzo el Magnífico se lo llevó acogido al palacio de la Via Longa. Es aquí donde entra en contacto con las ideas de Platón. Ya la hemos liado. Esto le marcará de por vida y lo reflejará continuamente en sus obras.

Con veintiun añitos el chaval demuestra su genio realizando una escultura de Baco para el cardenal Riario. Pero éste la rechaza por excesivamente sexual. Pero vamos a ver, cardenal de los cojones, cómo no va a ser sexual si el Miguel Ángel era un maricón con todas las letras. Y de los que se follaban a todo lo que se movía.


Esa barriguita cervecera es muy sexy,
para apoyar mi cabeza cuando nos
quedemos dormiditos

Después de pasar una temporada en Venecia, se pira a Roma con veintitrés años. Allí el papa Julio II, un gilipollas con todas las letras, le encarga el que será su trabajo más costoso y prolongado en el tiempo, por sus múltiples interrupciones: el sepulcro del citado Julio II. No se llevaron muy bien, incluso este papa casi le excomulga por pasar Miguel Ángel de él como de la mierda. En este conjunto escultórico destaca el Moisés. Entre otras esculturas, claro. Si es que todo lo hacía bien el jodío.

Pero antes y, agárrense, a los veintiseis años, esculpe el puto David. Nadie hará nunca nada mejor. Es imposible. "Pero tiene las manos demasiado grandes en relación al resto del cuerpo", diran algunos. Callaos, no delateis vuestra ignorancia. Cuando yo digo que nadie, que absolutamente nadie podrá volver a hacer algo así, es por algo. Decidme algún artista que merezca compararse, aunque sea minimamente. Nadie. Ahora sólo nos gobierna la mierda y  el vacio. El puto nihilismo de los cojones. Ay, Nietzsche, cuanta razón tenías a pesar de estar como una puta regadera.




David, tu ya sabes que yo siempre fui muy de tu honda.
Por cierto, ¿a qué gimnasio vas?


Cuando cae la república de Florencia, los Medicis caen en desgracia, y con ellos el propio Miguel Ángel. Tendrá que ser el papa de entonces, Clemente VII, el que le salve llevándosele otra vez a Roma. Con la caida de los Medicis termina una época extraordinaria en el arte. No es de extrañar que el famoso religioso dominico Savonarola quisiera acabar con ellos echándoles a su famosa hoguera de las vanidades. No me extraña que quisiera acabar con su pequeña república de libertad y de maricas, o sodomitas como se llamaban entonces (por cierto, me encanta que me sodomicen, qué chulo suena así).

Porque, aunque ya lo había comentado antes, el Miguel Ángel era muy maricón. Pero mucho. Y no es la típica suposición de maricas que quieren que todos los demás habitantes del mundo sean maricas. No. Está documentado. Tuvo toda su vida amantes hombres con los que se carteaba (algunos de los sonetos que se escribían son más pornográficos y contienen más pasión que mejor película porno que puedan hacer ahora).

De entre todos sus amantes destaca Tomasso Cavilieri. Lo conoció en 1.532 en Roma, cuando ya contaba con cincuenta y siete años. Era una chaval de buena familia, muy aficionado al arte y tenía diecisiete añitos. Sí, pero no penseis con la mierda de mentalidad ahora. Pensad en Platón. Y no digo más, que algunos no lo entenderíais.

Pero, y a esto iba después de este rollo, yo siempre estuve muy mosqueado con la escultura que llaman Esclavo moribundo. Vale, esclavo puede ser, pero moribundo ni de coña. Lo que tiene es un orgasmo de tres pares de cojones.

¿Este tío está moribundo?
Pues a mi cuando me ponen esa cara,
nunca se me han muerto

Por eso he viajado en el tiempo, al año 1.516, y me he encontrado con ésto:

Nada, otra duda que he conseguido resolver.

Hasta el próximo viaje espacio-temporal, amiguitos.