viernes, 19 de agosto de 2011

Soy Gay 4: Mi Muy Mejor Amigo

Esta entrada la tenía que haber escrito hace unos días. Pero he esperado a estar tranquilito en mi casa y poder escribirla relajado.

El fin de semana antes de ir a Benidorm, estuve en Vigo, en casa de mi muy mejor amigo de toda la vida y por siempre jamás. Se llama Jesús.

Jesús y yo estudiamos en los Maristas de Burgos hasta el C.O.U. (ahora entendereis parte de mi odio a los curillas, les aguanté hasta los 18 añitos), estábamos en la misma clase pero no nos hicimos amigos de verdad hasta que comenzamos la universidad. Estudiamos juntos Ingeniería Técnica de Obras Públicas (sexy, ¿eh?). Y digo juntos porque no nos separamos en toda la carrera. Parecíamos una parejta. Pero no lo fuimos, ya me huviera gustado a mi. Porque resulta que, sí señores, yo me enamoré de él hasta lo más hondo de mi mismo. Es que el chaval estaba buenísimo: un rubio cachitas, muy simpático y siempre sonriente. No pude evitarlo. A vosotros os huviera pasado lo mismo.

Yo le engatusaba con mis dibujitos y mis historias y él se dejaba engatusar. De hecho huvo una temporada, al principio, en que dudé si él era gay o no. Hacíamos tonterías de chavales de 18 años y me llegó a parecer que podríamos llegar a algo. Pero no. Sólo eran juegos tontos. Un día quedó muy claro que aquello iba a ser sólo una amistad: estábamos un poco bebidos, empezamos a hablar de cerdadas, nos calentamos un poquito y yo le acerqué la mano a su abultado paquete. El me la retiró amablemente y dijo que no. Seguimos siendo los mejores amigos, seguimos  estando juntos todo el rato y yo seguí comiéndome la frustración con patatas. Durante toda la universidad estuve estúpidamente enamorado de él. Cuando acabó la carrera se fue a una empresa de Bilbao becado y la distancia ayudó a que se me pasara.

En nuestros años de estudiantes las armamos gordas. Me rio yo del botellón que hacen ahora los chavales (la de quinitos y fiestas que nos bebimos). Jesús y yo teníamos dos cuadrillas: la de salir y liarla los sábados (con su hermano Adrián, con Pedro y con Carlos, básicamente) y la de ir al cine y charlar en plan guay los viernes (a esta segunda pertenecía Cata, mi amiga-hermana, la bollera de la que ya os he hablado). Luego la fiesta siguió el año que estuvo en Bilbao y los años que estuvo en Coruña continuando la carrera y estudiando Caminos.

Cuando acabó Caminos encontró trabajo en Vigo, se compró casa y allí finalmente conoció a la chica de su vida: Natalia (una gallega melosa y con ese acento...no se pudo resistir). Y ahí siguen todavía, después de tantos años. Yo me llevo muy bien con ella, es un encanto de chavala y hacen muy buena pareja.


Jesús y Natalia y el atardecer en la ría de Vigo

Cuando estuve hace unos días en Vigo, le dije a Jesús que era gay y le conté parte de mis aventurillas follando por ahí. No sabía como iba a reaccionar, me suponía que bien, pero tenía mis miedos. De alguna forma había traicionado la amistad mintiéndole y ocultando algo que él se merecía saber desde el principio.

Pero todo resultó perfecto. Primero se sorprendió un poco pero me abrazó, me dió un par de besos y se alegró por mi. Entonces es cuando empezaron a encajarle un montón de cosas que hasta entonces no le ancajaban. Se alegró de que intentara ser feliz y consecuente conmigo mismo. Cuando se lo dije también estaba su Natalia y tambien se alegró mucho.

Gracias Jesús por todo. Por tu cariño y por tu amistad. Espero no perderte nunca y que, como ya he comentado en otra ocasión en este blog de otro amigo, vengas a llorame a mi tumba cuando muera con ochenta años.

Yo sé que sí lo harás.

5 comentarios:

  1. Qué bonito. Se me habría derramado una lágrima, si no fuera porque todo lo que pasa por una pantalla espanta mis lágrimas. Pero me lo llegas a contar sin pantallas y lloro como una magdalena, jaja.

    Me alegro de leer que todo te va bien, ¡un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Mi novio platónico hasta las trancas con el que hubiese podido suceder algo más era un chico de la facultad, también, le decíamos "El Canario" porque era de allí... y sé perfectamente el momento, la milésima de segundo en la que si llego a ser más valiente, a lo mejor las cosas hubiesen sucedido de otro modo... hace unos días lo vi, porque perdimos el contacto, después de 15 años, que se dice pronto, y aún sigue soltero, lo que confirma mi teoría: "Cuarentón y soltero, maricón entero", jejejeje, ¡ay, que años universitarios más desperdiciados!

    ResponderEliminar
  3. Que linda historia de vida compartieron ustedes dos, ese si es un amigo, un mejor amigo de verdad, que siempre te dará incondicionalmente su amistad sin importar como fueres o lo que te guste.

    Que bonito y conmovedor.

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Vaya, en algunas cosas me he sentido identificado. Porque conservo amigos desde la edad que tú dices, y otros que decidieron no serlo más. La vida es así. Pero te das cuenta que una de las cosas que realmente vale son esos amigos que van a llorar contigo, cuando lo estás pasando mal. Aunque lleven años sin verte. Pero no te olvidan.

    ResponderEliminar
  5. Los amigos de verdad no se pierden nunca por muchas cosas que puedas hacer o decir, porque te aprecian.

    Besazos!!!

    ResponderEliminar