lunes, 18 de julio de 2011

Pilot Gaydes 1: Comiendo en Chueca

Hola. Este fin de semana me pasé por el barrio de Chueca para degustar los sabrosos platos que le han hecho mundialmente famoso. La verdad es que nunca me había atrevido con los menus de la zona. Pero bueno, en mi desarmarización va incluido el aprendizaje de nuevas comidas (y con comidas me refiero a lo que me refiero).

El viernes por la noche, después de salir espantado del Fulanita de Tal (no era marisco precisamente lo que andaba buscando) me pasé por el Cruising y me pusieron en bandeja un menú degustación con la típica comida andaluza (sé que era andaluza porque justo antes de la comida me lo dijo). Al final se me atragantó un poco. (Es que es sacarme del gazpacho y ya me pierdo). He de reconocer que soy muy mal comedor (mi madre siempre me lo decía de pequeño:"hasta que no te comas todo, no te levantes")

El sábado decidí cambiar la estrategia. Antes de buscar a alguien que me invitara a probar su  menú decidí ir a lo rápido y gastarme la pasta en un buen cordero lechal. Me pasé por el Black & White ya que me dijeron que por ahí se suelen cocinar muy buenos. Era cierto. El que decidí zamparme tenía 22 años y era de Venezuela. Hay que ver lo que es la globalización del mercado: antes todos los corderos venían de Aranda.

Pero a lo que iba. El corderito en cuestión me habló (¿cuantos cubatas llevaba ya encima?) y me dijo que había dos precios en el menú: 40 euros sólo probar un poquito o 70 euros y me podía comer hasta los huesos. Obviamente elegí la segunda opción, no sin antes invitarle a un gintonic (otros 8 eurazos). Para celebrar el banquete me llevó a una sauna (10 euros por cabeza la entradita) y allí nos pusimos tibios. Los dos bien asaditos, vuelta y vuelta.

No contaré más detalles porque me pongo malo. es lo que tiene hablar de comida cuando ya estás lleno.

Aprendí una gran lección de gastronomía: "cuidado con los dientes y usa más la lengua".

Ahora a dieta...hasta la próxima.


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